HACE TANTO TIEMPO...
Ya han pasado los días en que las batallas, los asesinatos y la hambruna azotaban en los limites de mi reino, y eso a nosotros no nos amedrento, nos hizo más fuertes.
Estoy solo. Desde que Ella me dejo, no ha habido doncella que se le iguale, no es por ser demasiado exigente, sino porque Ella era la única, mi complemento, mi elemento ideal, pero Ella ya no esta. Miro hacia el Este, por donde sale nuestro astro celestial y veo montes y montañas, pero se que en algún lugar lejano esta con ÉL y yo sigo aquí solo.
El mar es infinito, pero se que mas allá esta la tierra de los grandes guerreros y las ciudades grises, he estado allí y es fantástico. Me gusta esa vida. Mi gente, allá abajo trabaja feliz para poder mantenerse con vida, pero ellos no piensan así, sino que van mas allá de lo que yo veo, ellos viven porque saben que al terminar las faenas irán a sus casa a disfrutar del calor del hogar, saldrán a la plaza y verán la gente pasear y divertirse, otros se deleitaran con el teatro, habrá la persona que quiera ser pintada por los artistas, otros correrán por los prados al encuentro de ese amor que ha estado todo el día esperando el momento de ver a su ser querido, sentirlo, amarlo...
Mi gente vive feliz. Por las noches me escapo al pueblo, oculto entre las sombras a escucharlos. Hay marineros que cuentan historias fabulosas de monstruos y abismos en las regiones más allá de las Héladas, aunque me divierten sé que no son verdad pues mucho tiempo estuve allí, pero que mágico y sutil es escucharlos. M e tomo un trago en la taberna de Mele, me cae bien, es una dama, aunque siempre este tratando con hebrios y personas como yo que se sienten solos y salen en medio de la noche a probar suerte, haber si encuentro compañía. pero claro, soy el rey y nadie debe saber que voy por las noches a darme vueltas por la ciudad, me fastidia el hecho que las personas me traten y vean como un ser superior, no lo soy, pero si demuestro lo contrario mis enemigos verán que soy débil y lo mas probable será que el pueblo no vea en mi autoridad alguna, debo pasar desapercibido.
Ya el sol se ha ocultado, en esta torre comienza correr el viento del atardecer, tengo frío, las campanas están sonando, es hora de la cena, debo ir, pero mi corazón esta tranquilo, he vuelto a ver un atardecer pensando en Ella.
1 Comments:
At 5:57 p. m., Jose Hernandez Ibarra said…
eeeehhhhhhh Enu a eno ... Ves como teniéndolo te das cuenta de que la mujer es nada, pero sin embargo te lo quita todo.
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