Memorias de un Rey. Por: Alvarous Zero.

Su cabellera de oro reluciente, la risa de su angélico semblante que hizo la tierra al cielo semejante, ¡poco polvo son ya que nada siente! ¡Y sin embargo vivo todavía! A ciegas, sin la lumbre que amé tanto, surca mi nave la extensión vacía... Aquí termine mi amoroso canto: seca la fuente está de mi alegría, mi lira yace convertida en llanto

viernes, octubre 21, 2005

EL SUEÑO


Hace un tiempo atrás tuve un que emprender un viaje hacia las tierras lejanas del oeste, donde sólo unos pocos se atreven a llegar.

El viaje fue agotador, pero gratificante. Allí pude encontrar una gran cultura, rica en tradiciones, (según ellos ancestrales, y les creo), con gente maravillosa y variada, con un modo de vida muy espiritual, había maravillosos palacios construidos con una madera especial que solo brota por dichos lares y adornadas con hermosas telas con diferentes diseños, una gran variedad de plantas que expelían una serie de olores tan exquisitos a los sentidos que cualquiera quisiera tenerlos en su hogar.

Todo su territorio estaba gobernado por un emperador, a quien jamas pude ver, y siempre trate con su ministro más cercano, aunque de todas formas el emperador siempre estaba en nuestras conversaciones, pero detrás de un manto negro. Su guardia estaba formada por poderosos guerreros llamados Samurais, quienes eran herederos de un arte milenario en el combate y eran los más feroces guerreros de su mundo.


Tres meses duro la travesía en barco hasta llegar a esos exóticos parajes, tres meses duros en alta mar y en donde solo veíamos, día tras día, el mar y el mar.
Mi misión era conseguir una alianza poderosa de ayuda, para la futura guerra que veía mas cerca que nunca entre el reino de Rakcon y el poderoso Imperio de Sindel, quien veía a nuestro pequeño reino con ojos de resentimiento y temor por el gran crecimiento que habíamos logrado en tan poco tiempo y con tan pocos recursos.


Un día de estos soñé con mi muerte. Fue extraño, soñé que estaba en una tierra desconocida, había caminado mucho y estaba cansado, no era las tierras del Sur, sino que una tierra desconocida, con distintas plantas, otro suelo, otras piedras, con valles más extensos que todos los conocidos en mi tierra y una gran cordillera, imponente desde lo alto y de donde descendían las nubes bailando y rociando con sus lagrimas todo este suelo.

Estaba cansado y me dirigí a un poblado, que estaba al bajar una colina, era una ciudad amurallada. No sé cómo, pero entendí el idioma en que me hablaban y uno de los vecinos me invito gustosamente a quedarme en su hogar. Al entrar en su casa, me pidió que me quitara los zapatos, pero sin darme cuenta ya lo había hecho y los había dejado en la entrada de la casa. Me invito a tomar un baño. Su mujer, al verme me mira con una cara como diciéndome "señor, a Ud. lo conozco, pase". No me sorprendo, es mas, estoy muy a gusto y más aun cuando una hermosa joven aparece trayendo en sus manos una serie de perfumes y accesorios para mi baño. Gustosamente caigo en la tina donde esta hermosa mujer me refresca con la suavidad del jazmín, me alivia como la noche al cuerpo como la leche al ternero sediento.


Terminamos de comer. La conversación posterior fue lo que más me interesó. Me hablaba como pidiéndome que los protegiera de algo, o mejor dicho de alguien, no lo entendí pero me sentí útil y como si de verdad me necesitaran, no supe por qué, pero juré protegerlos.


Dos noches después me hallé envuelto en una feroz pelea, vi como las mujeres y niños corrían mientras los pocos hombres que quedaban en la ciudad defendían las murallas. Eran demasiados. El ataque nos rodeaba cuando de repente vi una figura que me pareció muy conocida, sí, era un demonio. Al verlo sentí escalofríos, pero por algo de instinto me abalancé contra él con una espada rara para mí y sostuvimos combate. No sé como peleaba, pero no terminábamos nunca, yo me movía como si no fuera yo y él, era el ser más rápido que jamas haya visto en mi vida, de verdad que era un sueño. Ambos estabamos cansados de la pelea cuando de repente noto que ya la ciudad estaba totalmente perdida.


Lo que vi fue aterrador. La ciudad ardía en llamas, ciento de cadáveres yacían en el suelo, niños y mujeres eran golpeados y asesinados, las más jóvenes eran violadas, no por uno sino que por tres, cuatro y hasta cinco de esos guerreros, que más que guerreros parecían bestias. Al ver todo esto me entro un gran odio por la criatura que tenia enfrente y comencé a realizar un hechizo de Armagedon para terminar con todo este caos y así detener la masacre que esta Bestia realizaba. Sabia que este hechizo estaba prohibido por la orden y si lo realizaba moriría, pero prefería eso, a seguir viendo las risas de salvajes y el dolor de cada una de las mujeres que eran violadas y niños que estaban siendo asesinados.


No sé que me paso, pero me acorde de mi amada. Todo estaba acabado, la amaba y no podía morir lejos de ella, sin embargo no fue eso lo que me detuvo sino que alguien utilizo una técnica especial que paralizo mi karma y caí inconsciente.
Ahora estaba en la parte mas alta de la colina, amarrado y colgando de tres palos en forma de arco, sangraba y de mis ojos brotaba una lagrima que me hacia comprender que había fallado, no pude defender la ciudad y ahora todos estaban muertos.


Levante la cabeza, pero no fueron las llamas lo que vi, sino que llego a mí, la imagen de mi amada que, en dicho instante, mientras yo estaba muriendo, se entregaba en cuerpo y alma a un ser vil y despreciable; ella me era infiel en la lejanía y yo era apuñalado por la espada de esta bestia, que sin preocuparse de lo que yo veía, disfrutaba de mi muerte y me escupía la cara, sin saber que, ya en ese momento, no deseaba la vida y me deje morir.


Por suerte para mí, solo había sido un sueño y cuando desperté, uno de mis marinos me avisaba por la borda que se avistaba tierra, habíamos llegado al lejano oeste.